EL LEGIONARIO Y LA MAESTRA

Los secretos más preciados y valiosos de la existencia no están ocultos, sino a la vista de todos; Están velados, cubiertos, protegidos por algún símbolo, para que cada cual los entienda y los interprete según su grado de evolución mental y espiritual.

Desde el principio de los tiempos el hombre ha buscado las claves para desvelar estos misterios y se ha preguntado el porqué de las cosas, ha intentado comprender el sentido que tienen la vida y la muerte.

En el fondo de toda esta cuestión está el deseo del hombre de conocer las raíces de la vida, de conectarse con Aquel o Aquello que es la Fuente Inagotable, de comunicarse con Dios.

Unos han utilizado para ello los Oráculos; desde épocas inmemoriales de la historia ha sido frecuente el uso de las monedas, las cartas, las runas etc… con el fin de predecir el futuro y comunicarse con Dios o con los espíritus; en la antigüedad el uso de los oráculos estaba reservado a los sacerdotes.

Otros buscan a Dios a través de la oración, de la repetición de ciertos mantrams o palabras sagradas.

Otros buscan esa conexión con lo divino en la meditación. La práctica del Yoga y la meditación proceden del Budismo e Hinduismo y se han ido extendiendo por occidente con el paso de los años. Hoy en día es fácil encontrar grupos de gente que buscan en las prácticas yóguicas una mejora de su salud y de su bienestar.

El ser humano no es sólo un cuerpo físico, hay algo más; ese algo más se llama alma, o cuerpo astral, o espíritu, o subconsciente, todo depende de a quién preguntemos.

Esa parte espiritual de nuestro ser va con nosotros durante toda nuestra existencia y tiene la solución y la respuesta para cada duda y cada problema que tengamos que sortear. Para poder escucharla sólo es necesario guardar silencio y aprender a respirar conscientemente.

Durante un rato cada día guarda silencio y hazte consciente de tu respiración.

“Respira con una leve fricción en la garganta y todo irá bien”.

Da igual si eres legionario y estás en un cuartel cumpliendo con tus obligaciones o si eres maestra en un colegio y tienes “15 angelitos” en el aula.

No importa si eres muy devoto o si no sabes exactamente en lo que crees; todos en algún momento necesitamos que el tiempo se pare, que cese el ruido de la mente para poder sanarnos y escuchar la voz interior.

En esa voz está la respuesta que buscas. Detente cada día unos minutos y respira conscientemente.

La meditación te transforma en un ser diferente, capaz de ver las cosas desde todos los puntos de vista posibles; no hace que los problemas desaparezcan, pero te ayuda a encauzarlos.

La respiración es el hilo que comunica el alma con la mente. En la respiración, en lo más sencillo y transparente está la voz del Maestro esperando a que tú le abras la puerta.

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